CIUDAD DE MÉXICO (Muro).- Edgar Eden Vargas, mejor conocido como Root Rises, es un diseñador gráfico e ilustrador originario de la ciudad de Puebla. Su gráfica e innovación artística ha alcanzado cierta madurez, la cual ha trasladado a otro formato: los muros de distintas ciudades en México. Su obra actual consiste en una mezcla extravagante entre personajes sacados de mangas y el futurismo, siempre dotados con un toque orgánico extraído de la naturaleza.
Uno de sus más recientes trabajos que denota ese estilo lo realizó para la exposición Guerreros, donde hizo mancuerna con el grafitero capitalino Revost. Desde un samurái hasta guerreros indígenas, ambos combinaron las ideologías y aspectos físicos de diversos combatientes de distintas culturas y épocas con la finalidad de dar una identidad a los caídos de las guerras.
Para entender un poco más su proceso de creación, Root Rises cuenta en entrevista para Muro su trayectoria. Este proyecto comenzó 2012. Después de cinco años, el artista afirma que su vida está marcada por la ilustración (tradicional y digital), el diseño de marca, las piezas de gran formato sobre murales y la invención de cuadros.
“Estoy muy dividido en mi chamba; soy multidisciplinario. No sé cómo definirme ante mi trabajo; no me gusta mucho la onda de las etiquetas. Te podría decir que quizá estoy en proceso de ser artista urbano, pero me falta mucho para dar ese ancho. El público es quien define. Sólo sé que voy por buen camino: hago lo que me gusta”, explica.
Pero inmediatamente se confiesa: “Aún se siento novato en esta cancha tan grande. Hay mucho talento no sólo en México, sino en muchas partes del mundo”. “Pero todo se comienza por algo”, replica en tono de contradefensa.
Cuanta que sus primeros trabajos fueron en agencias de diseño o casas editoriales. Sin embargo, dejó esta línea por “las limitaciones artísticas y creativas. Los jefes de estos negocios a veces no son los mejores para dar indicaciones a los creativos, porque sólo buscan cumplir con las necesidades de la marcas”, refiere.
Ante ello, su carrera la comenzó con el desarrollo de murales en su natal Puebla. Nunca perteneció a la escena ilegal del grafiti, por lo que todos los trabajos fueron comisionados por pequeñas galerías o comercios instalados en el centro de esta ciudad.
Esta etapa no fue de conservatorio: “Aquí lo tuve que aprender a pulso. Salir con los cuates que también pintaban en muros, experimentar con los colores de las latas u otros materiales que se usan en las calles, meterme a la onda de las grandes dimensiones de los muros. Lo veía como un gran reto”, relata.
“Para visibilizar al movimiento local tuve que salir de Puebla, de mi zona de confort, y viajar a otros estados con la intención de conocer el trabajo de otros colegas. Ahora veme, estoy en la Ciudad de México aprendido muchas cosas nuevas y conociendo a más personas”.
“En Puebla no podía muchas veces conseguir un muro o el suficiente material para hacerlo. Cuando tenía esos momentos me sentaba a diseñar en la computadora. Ambos trabajos me dejan muchos aprendizajes, pero sinceramente prefiero estar en las calles, sobre las bardas y en contacto con las personas”, señala.
En aspectos técnicos, ha dado un gran paso al combinar la pintura acrílica, los aerosoles y los diseños digitales.
“Al grafiti le tengo mucho respeto porque son los cimientos de este movimiento; las técnicas son muy complejas. Pero aplicar las técnicas del diseño a los muros, como la posición, enriquece mucho mi gráfica. Con ellos doy todo un contexto de breves historias en las que se desenvuelven mis personajes. Mis trabajos tiene un estructura sin importar si es una barda, un cuadro o un diseño”, acota.
Detalla que sus obras de gran formato no son ilustraciones enormes: “porque trato de llevar esa esencia del muralismo en mis trabajos. Sí, sé que no soy un artista urbano, pero tampoco me desfaso de esa plástica que caracteriza a este movimiento”.
“Además –concreta–, mis trabajos también ya comienzan a adoptar ese aspecto social que caracteriza al street art, pues ya incluyo algunos temas sobre política o derechos humanos o problemas sociales que atañen a nuestra sociedad. No es pintar sólo por pintar; sino dar crítica sobre esta realidad”.
Texto: Daniel Von G.
Editó: Appel

El Diablo
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