Pablitolargo

Pablito Zago es un artista tentacular. A sus cuarenta y pocos años puede presumir de sus talentos como diseñador gráfico, ilustrador, pintor, artista urbano y hasta dj. Reside en Aviñón, una ciudad pequeña al sur de Francia, muy cerca del mar Mediterráneo, donde fundó su propia agencia visual: L’Artistik Kommando.

El artista “pluridisciplinario” francés ha saltado uno o varios peldaños de popularidad después de su reciente colaboración con el gigante de la tecnología Microsoft: un mural de 870 metros cuadrados sobre la fachada del edificio sede en la localidad de Issy-les-Moulineaux, que es parte de la aglomeración parisina.

El reconocimiento a su trabajo no es nuevo. En 2014, el portal galo Artist Up hablaba así de su obra: “Sus inocentes ilustraciones de colores vistosos se integran perfectamente en el universo urbano a veces gris”. El sitio parisino Strip Art describe su obra de manera más filosófica: “Es una sutil mezcla de colores pop y acidulados (sic). Su trabajo, engañosamente infantil por sus trazos y colores, sirven a un estilo ‘lúdico’ pero con discursos diferentes, muy espolvoreados de neurosis, de dudas:  máscaras, sexo, amputaciones, sonrisas falsas… Delicadeza ácida o locura dulce son términos que caracterizan bien su trabajo pictórico, jugando seguido sobre dos tableros, incluso sobre las contradicciones de todo orden”.

Pablito Zago estuvo en abril del año pasado en México para participar en el Festival IPAF de Holbox, en el estado de Quintana Roo, y luego en el Festival Constructo-Arte Nuevo y en una exposición en la galería ARCA en la Ciudad de México. Este mes de octubre regresará para participar en diferentes actividades.

Muro platicó con Pablito Zago, uno de los artistas urbanos más completos y ascendentes de la escena europea. La primera pregunta nos pareció que no podía ser otra:

Migrantes-Sea of Dead. Mural de Pablito Zago en Aviñón que aborda la crisis de refugiados en Europa.

Migrantes-Sea of Dead. Mural de Pablito Zago en Aviñón que aborda la crisis de refugiados en Europa.

–¿Porqué elegiste como nombre artístico Pablito? Para los hispanoparlantes es un nombre muy común y…

PABLITO ZAGO (PZ): Y de niño… De hecho mi padre es de origen español y mi apellido es Diago. Te platico: cuando era adolescente, en el poblado donde vivía había un jugador de rugby muy conocido que había jugado en la selección francesa y que se llamaba Zago. Yo era muy grande y delgado; él también era alto, pero era fuerte como un armario, enorme. Un amigo me apodó así, Zago, porque me parecía a ese jugador de rugby pero en delgado, y además Zago y Diago también sonaban más o menos igual; fue una especie de broma privada entre cuates.

“La historia de Pablito proviene de hace siete u ocho años, cuando fui a Perú. Fue un viaje que hice en solitario para descubrir el país. Cuando salgo hago diarios de viaje: dibujo mi viaje, pues. Ya hacía grafiti por esas fechas y estaba fascinado por los artistas de arte contemporáneo que tenían siempre nombres imposibles. Cuando regresé a Francia quise romper con el estilo del grafitero, es decir firmar con nombres muy cortos sobre los muros. Me dieron ganas entonces de transformar mi blasón de grafiti, que era Zago, por otro más extraño…”

–Más exótico…

PZ: Exótico, sí, pero… en grafiti es raro tener un nombre y un apellido. De repente quise salir del “grafiti grafiti”, para que la gente pudiera imaginarse un montón de cosas sobre mi nombre. Yo soy francés, pelirrojo y con la piel muy blanca (risas)…

–Es verdad que es curioso (risas)…

PZ: Sí, es chistoso porque mucha gente, antes de verme, se imagina un español, todo bronceado y ese tipo de cosas. Y de pronto descubren que tengo pinta de sueco… (risas).

–!Es cierto y lo constato!… (risas) Después de este paréntesis anecdótico, estoy forzado a comenzar nuestra plática con el tema de tu reciente trabajo para la compañía Microsoft. Quisiera dividir la pregunta en dos: ¿cómo fue que se puso en marcha el proyecto? y ¿cómo realizaste técnicamente el mural? Es una superficie enorme, una fachada de casi 900 metros cuadrados…

Mural de Pablito Zago en el edificio de Microsoft en París.

Mural de Pablito Zago en el edificio de Microsoft en París.

PZ: Una agencia de comunicación que trabajaba para Microsoft me contactó para decirme que cuatro artistas urbanos franceses habían sido ubicados para trabajar la nueva campaña de lanzamiento de su ordenador Surface. Me pidieron que les enviara una especie de “muestra de tendencias” (carnet de tendances en francés), es decir ilustraciones que pudieran funcionar para ese proyecto. Todo pasó muy rápido. Yo recibí esa proposición un sábado en la tarde, y tenía que enviar mi carnet de tendances el lunes por la mañana con una cotización. El martes fue autorizado y el domingo siguiente tuve que enviar los primeros diseños para ver si funcionaban.

–¿Y te habían avisado ya que el proyecto era para el edificio de Microsoft?

PZ: Ellos me habían hablado ya de la dimensión del proyecto. Éste constaba de dos partes: la realización del mural y la filmación de una cápsula publicitaria para internet sobre mi trabajo en general y sobre el desarrollo del mural. A eso se agregó un mural que realicé en grafiti para el lanzamiento oficial del ordenador durante una noche VIP en París. Fue un mural de unos 15 metros cuadrados. Respecto a la técnica del gran mural, yo siempre trabajo de la misma manera: parto de un dibujo que hago sobre papel y lo termino completamente en blanco y negro. Luego lo digitalizo y trabajo en photoshop todo lo referente a color y para agregar formas. Es algo que hago cada vez más. Me sirvo del photoshop para crear diseños sobre diseño.

–¿Y qué soporte utilizaste para fijar el diseño sobre la fachada del edificio? ¿Lo hiciste directamente sobre el cristal?

PZ: No. Utilicé algo que se llama vitrophanie (en francés). Es el mismo tipo de impresión (película adhesiva para colocar sobre vidrio) que se utiliza para la publicidad sobre los autobuses de transporte público. Es un soporte plástico microperforado que permite a la gente dentro del inmueble ver al exterior. Pero desde el exterior no se observan las perforaciones en la impresión. Se coloca mediante un sistema de puentes suspendidos, que descienden poco a poco del inmueble, y se fijan sin pegamento, sólo con electricidad estática.

Vortex-Door of creation. Obra de Pablito Zago en Sorgues, Francia.

Vortex-Door of creation. Obra de Pablito Zago en Sorgues, Francia.

–¿No enfrentaste ninguna dificultad?

PZ: Te confieso que ninguna. Para empezar me dieron toda la libertad artística. No tuve ninguna presión. Querían algo parecido al arte que produzco normalmente y no que pareciera una publicidad. Desde el punto de vista técnico, ellos me enviaron el plan de montaje de los vidrios del edificio para que yo pudiera colocar mi diseño encima y ver si funcionaba bien entre las pequeñas separaciones que hay entre las ventanas y ese tipo de cosas. Finalmente desplacé sólo dos o tres elementos del diseño para que no cayeran en un lugar donde no eran muy visibles, ya que uno no se da cuenta hasta ese momento de las separaciones, a veces de entre 20 a 40 centímeros entre dos piezas de impresión. Por ejemplo, el ojo del pájaro que hay en el mural no quedaba en el lugar correcto y lo tuve que desplazar algunos centímetros.

–Leí que para tí, según decías medio en broma, había un antes y un después de este proyecto con Microsoft. Y también declarabas que el día siguiente de que tu trabajo comenzó a ser publicado en la prensa, comenzaron a llover propuestas, por lo que pensabas contratar un agente. ¿Ya lo contrataste?

PZ: No uno que haya pagado. Para ser claro: yo no busco agente para desarrollar mi trabajo. Por mi trabajo de muralista y en galería no tengo necesidad de uno. La gente prefiere llamar al artista directamente y no pasar por un agente. Sin embargo, es cierto que el proyecto con Microsoft me despertó el deseo de tener más posibilidades para trabajar con marcas. Y a ese nivel, como soy artista y estoy en la luna y no soy tan estricto a nivel de contratos y esas cosas, tengo necesidad de que alguien me eche la mano para proyectos futuros con marcas. Es más bien en ese sentido que buscaba un agente.

The Underground Spirit. Mural de Pablito Zago en la Ciudad de México.

The Underground Spirit. Mural de Pablito Zago en la Ciudad de México.

–¿Y qué te aporta artísticamente trabajar con grandes marcas?

PZ: Francamente no tengo ganas de orientar mi trabajo alrededor de eso. Pero es verdad que me aporta una gran visibilidad y eso me permite ganar dinero más fácilmente que con otros proyectos. Los proyectos con marcas, que son bien pagados y valorados, me permiten sobre todo tener más tiempo para llevar a cabo otros más personales, e incluso hacer cosas para gente que no tiene dinero pero con las que tengo ganas verdaderamente de participar sobre ciertos proyectos. Yo hago cosas para ciertas asociaciones caritativas y por el estilo que no tienen presupuesto. Y quiero continuar en esa dirección.

–Una tranquilidad económica…

PZ: Así es, no lo puedo ocultar. No es la misión final, pero este proyecto con Microsoft, por ejemplo, me permitirá encerrarme en mi taller el mes que entra para preparar una nueva exposición en galería.

–Dime, para tener una idea, ¿cuánto le costó a Microsoft tu mural?

PZ: No quiero hablar de eso.

–Pero fue una cantidad considerable, ¿no? Te lo pregunto para tener una idea…

PZ: Sí, sí. Comparado con lo que gano anualmente, es considerable.

–Te permitirá vivir tranquilamente algunos meses…

PZ: Sí, sí.

L'Escargot. Mural de Pablito Zago en un lugar de acogida de personas sin techo. Las frases en el mural son de los usuarios.

L’Escargot. Mural de Pablito Zago en un lugar de acogida en Francia de personas sin techo. Las frases en el mural son de los usuarios.

–Hablemos sobre tu estilo, que desde mi punto de vista es súper “limpio”, muy estético, es impecable en el trazo y en el diseño, y muy colorido, lo cual no es muy común en el street art europeo. Leí que tú estás muy influenciado por el cómic underground estadunidense, el arte étnico africano y asiático…en fin, ¿de dónde proviene tu estilo?

PZ: Del aspecto “limpio” que tú mencionaste, creo que hay dos razones que lo explican: primero, que mi otra profesión es la de diseñador gráfico. Trabajo mucho sobre Photoshop, Illustrator y ese tipo de programas. Es algo que me ha inspirado a hacer cosas muy “limpias”, muy delicadas, con bordes y elementos así. La otra razón es que, como decías, soy un gran fan del cómic estadunidense, por ejemplo de Charles Burns, que me ha inspirado en la utilización del color negro y los contornos. Y en relación al color, creo que es algo más cercano a mi gusto por las artes étnicas de América del Sur o África. Soy un apasionado de las máscaras, de todo lo que es tribal, siempre me ha gustado eso. Viajo mucho, y creo que he tomado el color de lo que he visto en mis viajes, de las diferentes culturas. Otra cuestión que define mi paleta de color es que yo soy un niñote, y siempre he estado muy inspirado por la ilustración infantil, ingenua. De cierta manera siempre he buscado la provocación en el grafiti, a pesar de que no es política. Siempre me ha gustado tener un estilo infantil y reproducirlo en los muros. De hecho, los colores azules, rosas, que se ven mucho en los dibujos para niños, los utilizó bastante en los murales.

–Tú dices que tus diseños son “dibujos para adultos neuróticos infantiles” o algo así…

PZ: (risas) Seguido digo eso. Escucho a la gente decir que hay un lado muy infantil en mi trabajo. Hay personajes que dan miedo. Te hablaba de las máscaras, que me inspiran mucho, y es porque soy muy sensible a la personalidad de la gente. Creo que estamos compuestos de diferentes facetas y es lo que busco transmitir con mis personajes, que pueden sonreir y al mismo tiempo tener una mirada amenazante. Las máscaras ocultan nuestra verdadera personalidad detrás de posturas y ese tipo de cosas. No es una mirada crítica, decir que es “malo”; es natural reconocer que estamos compuestos de muchas cosas y tenemos una fachada detrás de la que ocultamos algo.

Obra y autor en una exposición en Marsella, Francia. Foto: Franeth Batik

Obra y autor en una exposición en Marsella, Francia. Foto: Franeth Batik

–Precisamente, a finales de noviembre pasado realizaste un mural en París, en el que me parece ver una especie de máscara psicodélica pop. Y hay una mano que pone un dedo (doigt d’honneur en francés). ¿Fue un mural dedicado a los atentados terroristas que habían tenido lugar una semana antes (13 de noviembre) o no tenía nada que ver?

PZ: Se cruzaron las cosas. Ya estaba programado desde mucho tiempo antes que pintara ese muro en (la calle) Oberkampf. Había ya comenzado a dibujar ese personaje. Mi objetivo era darle un poco de color a la calle. Después de que sucedieron los atentados también quise contar algo y de pronto mezclé los mensajes. Se habló de oscurantismo; lo tomé al pie de la letra y para ir en contra tenía ese personaje colorido del mural. El mensaje fue que frente a los atentados continuaremos poniendo color en la calle, poniendo vida. La señal del dedo es un “fuck” al terrorismo, es un “no nos inmporta, nosotros seguiremos viviendo, tenemos necesidad de eso”.

–¿Estabas en París al momento de los atentados?

PZ: No, estaba en el sur.

Fuck Terror. Mural de Pablito Zago en el Distrito 11 de París, a pocos metros de donde ocurrieron los atentados de noviembre pasado.

Fuck Terror. Mural de Pablito Zago en el Distrito 11 de París, a pocos metros de donde ocurrieron los atentados de noviembre pasado.

–¿Cómo tomaste esos ataques?

PZ: Fue muy duro para mí. Soy una persona hipersensible. A mí me llegaron mucho los atentados contra (la revista satírica) Charlie Hebdo que ocurrieron antes (7 de enero de 2015; dos terroristas islámicos asesinaron a 12 personas). Charlie Hebdo nutrió mi cultura gráfica. Soy desde hace mucho tiempo fan de ciertos caricaturistas como Luz, que estaba en la redacción de Charlie Hebdo y que sobrevivió. Fue algo de verdad muy trágico para mí. Lloré durante días. Lo viví muy adentro. Por eso el mural en París fue muy particular. Te confieso que tuve mucho miedo de ir a París (después de los atentados de noviembre pasado). De hecho el muro de Oberkampf está a 300 metros del lugar donde sucedieron los hechos. Fue muy extraño y fue la primera vez que tuve ese miedo. Pero aunque fue duro, estoy muy feliz de haberlo hecho.

–¿Qué sentiste cuándo apenas lo terminaste?

PZ: Estaba contento. Las condiciones climáticas fueron un poco difíciles. Trabajé bajo la lluvia, entonces no me crucé con tanta gente como me hubiera gustado. Soy fan de la cultura tag pero nunca he sido taggeur. Lo que me gusta es platicar con la gente que me ve trabajar en la calle. Esa parte fue intensa con este mural. Toda la gente me hablaba de los atentados y me decían: ‘¡Qué bien nos hace ahora un poco de color! ¡Tenemos tanta necesidad!’. Eso fue una buena recompensa para mí…

–Fue como una terapia social…

PZ: ¡Estaba muy contento de estar ahí, de hacer ese mural y obtener una recompensa directamente de la gente!

Texto: Appel

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