CIUDAD DE MÉXICO (Muro/Segunda temporada).- Nueve Arte Urbano es una plataforma de streert art y grafiti, radicada en la ciudad de Querétaro, cuya intención es buscar y generar proyectos artísticos con talentos locales e internacionales sin importar su trayectoria profesional.
En esta ocasión, Muro platicó con Edgar Sánchez, Gemma Sánchez y Ricardo Quesada, principales miembros de este colectivo, quienes contaron la historia de la plataforma y sus más recientes proyectos.
Edgar, uno de los fundadores de Nueve arte Urbano, cuenta que, originalmente, la historia de esta agrupación comenzó durante la crisis económica de 1994 en México, momento en el que la población sólo compraba lo esencial para vivir. En ese periodo, él llegó a la ciudad de Querétaro para emprender un proyecto relacionado con la venta de pinturas para muros.

Edgar Sánchez. Foto: Players of Life.
Como empresario de materiales de pintura creó un programa de crédito para artistas y pintores de brocha en los sectores más humildes de esta ciudad, pero sin la intención de vender sino de dar una oportunidad al talento local.
“Las generaciones cambiaron. En la actualidad los que usan esta pintura son un grupo de jóvenes que les apasiona el grafiti. Así es que nos metimos a los barrios más marginados para encontrar a estos artistas y hacer lo mismo: depositar nuestra confianza y producto en el barrio para continuar con este proyecto de vida”, cuenta.
Emprender este trabajo no fue una labor sencilla. El colectivo se dio a la tarea comprender la esencia del movimiento grafiti y street art desde sus raíces. De esta manera, el equipo actual de trabajo lo complementan dos antropólogas, un sociólogo, dos diseñadores y un artista plástico, entre otros colaboradores.
Tras su consolidación empresarial, su raíz se desprende de la empresa Incusa, una cadena de distribuidores de pinturas de la marca Osel con la que sacan todos sus recursos para la elaboración de pintas.
Aclara: “Debimos entender al chavo grafitero, que crece en un colonia marginada en medio de inseguridad y sin oportunidades y cuenta con pocos estudios; y por el otro lado te encuentras al muralista que tiene una carrera en artes, con giras en el extranjero y patrocinadores. Nuestra intención no es estigmatizarlos, sino comprenderlos como parte de una cultura urbana.
“En este contexto, nos dimos cuenta que hay un universo inmenso entre ambos movimientos, tanto que en algunos barrios existen guerras entre muralistas y grafiteros”, puntualiza. Pone como ejemplo las pintas con bombas y tags que dañaron las obras de gran formato del primer festival Constructo (2015), realizado en la Ciudad de México.
Como un grupo de alquimistas, su forma de trabajo se sustenta a través de dos ideologías “con miras a la felicidad”. Edgar explica que el nombre del proyecto deriva de la numerología, pues el 9 es el signo del genio artístico, la abundancia y la prosperidad. La suma y simplificación de 15 / 07 / 2010 da como resultado 9; una fecha que marca el origen de su existencia, al ser el dìa en que realizaron su primer concurso de grafiti, que se desarrolló en la céntrica alameda de Hidalgo para las celebraciones del bicentenario de la Independencia de México.

Publicidad de pinturas Osel.
Ricardo agrega que otro fundamento es el cruce de las intersecciones de la corriente japonesa ikigai (tener una razón para vivir): pasión, vocación, profesión y misión.
Cuando los organizadores planean la creación de un nuevo mural se plantan en este fundamento al comprometerse en cuatro objetivos: social (apoyar a quienes intervienen en la creación), cultural (con la promoción de nuevas actividades en los barrios), ambiental (con el cuidado y restauración de la zonas) y el económico (al posicionar el nombre de la marca).
“Si nosotros le damos a estos cuatro puntos, hacemos un acto ikigai: todo es uno”, explica Edgar.
Gema, gerente de Nueve Arte Urbano y maestra en urbanismo, expone que la intención de su plan de trabajo es “sembrar y repartir felicidad” por medio de los artistas en todas las barriadas donde trabajan.
Cuenta que, para llegar a esta meta, como primer paso despliegan una investigación urbana con la finalidad de determinar una zona de trabajo, el tipo de personas que la habitan, sus lugares de reunión (como plazas, escuelas o parques), con el objetivo de encontrar un lugar donde las obras tendrán un gran impacto entre la población.
Luego desarrollan un estudio antropológico entre la población. Así conocen de primera mano cuál es la conducta de las personas, sus usos y costumbres, complicaciones o carencias socioculturales, entre otros aspectos.
Después hacen un mapeo de la localidad. Con ello analizan cuáles son las condiciones físicas en las que se encuentran las calles. Si se encuentran en mal estado, el equipo implementa tareas de restauración, remodelación y limpia, no sólo para que las pintas salgan bien, sino para apoyar la calidad de vida en la región.
Por último lanzan una convocatoria dirigida a creadores locales, nacionales e internacionales que cubran o se adapten, con sus obras, a las necesidades culturales de la población.

Mural de Srr Mob, Valiñas y Sens en el Festival Sea Walls de Toronto, Canadá, patrocinado por pinturas Osel. Foto: Osel.
En la selección de los artistas, el colectivo escoge a un grupo variado, donde se mezclen tanto talentos emergentes como aquellos que cuentan con un amplio reconocimiento para llegar a un punto de aprendizaje entre ellos en aspectos de técnica, apreciación o estilo artístico.
“Todo esto es un ejercicio cultural muy efectivo, porque las comunidades se involucran mucho con los artistas, y hacen los muros parte de su vida cotidiana. El programa ha tenido un efecto tan grande que ha solucionado conflicto locales. Nosotros debemos encontrar ese punto de interconexión entre los barrios a través del arte, buscando como meta que aquellos chavos que quieren vivir del arte urbano lo hagan”, apunta la promotor cultural.
En este contexto, Nueve Arte Urbano apoya a los muralistas con todos los materiales de pintura cuando realizan una obra en sus festivales, da vales o promociones para que puedan adquirir sus propios materiales de trabajo, y, principalmente, promueve las obras de pequeño formato en las galerías locales.
Como tal, el primer certamen que emprendieron con esta filosofía se realizó en 2012, en esta misma ciudad, y hasta la fecha continua impulsando a múltiples talentos.
Su más reciente intervención fue el mes pasado. Patrocinó el programa de arte urbano Sea walls: Murals for Oceans en Toronto, Canadá, con materiales de pintura Osel. Esta edición se tituló A love letter to the great lakes, en la que colaboraron los mexicanos Miguel Valiñas, Sens OC y Ser Mob, miembros de Nueve Arte Urbano. También participó el canadiense Birdo, el brasileño Bruno Smoky, el chino Caratoes.
Colaboraciones pasadas se ha extendido a otras plataformas como el festival Boarddripper, el proyecto MUSA, el festival Ibérica Contemporánea, el Cut Out Fest, el Photo Fest, entre otras.
Texto: Daniel Von G.
Editó: Appel
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