WosnanmagottBOGOTÁ, COLOMBIA.- Más que ser reconocido como artista o artista urbano, Wosnan se siente a gusto con la palabra “ilustrador”. Hace ocho años empezó a intervenir las calles y desde la primera vez que rayó el grafiti se ha convertido en una droga para él.

“Comencé a rayar en 2008 por iniciativa de mi hermano, que es escritor de grafiti y se hace llamar Wake Up; él empezó con la onda de los tags y las bombas”, dice Wosnan en una conversación con Muro.

–¿Qué es lo que más te gusta del street art?

WOSNAN: Lo que me encanta es que trabajar en la calle no se compara con hacer una intervención en una hoja de papel. La interacción que hay con el ruido, los carros, la gente, los animales, las texturas de los muros e incluso el clima, son un conjunto de cosas que me llaman mucho la atención. Además, ver expresadas tus ideas en formatos amplios y grandes me gusta bastante.

Foto: Cortesía de Wosnan

Foto: Cortesía de Wosnan

–¿Qué referentes tienes en tu obra?

WOSNAN: Entre los ilustradores me gusta mucho lo que hace Moebius y H.R. Giger. De artistas urbanos admiro mucho el trabajo de Os Gemeos.

–¿Qué tipo de lugares son los que más te gusta intervenir?

WOSNAN: Me gustó mucho ir a rayar a San Andrés Islas, en Colombia, porque hay muchos lugares abandonados que se prestan mucho más para mi exploración de lugares aislados. Hay un secreto extraño en los muros abandonados, tienen una magia que me llama la atención; son muros que ya han vivido cosas, muros con un discurso muy diferente de los que están en avenidas principales, y que abundan en San Andrés.

–¿Cuál es tu estilo y discurso como artista?

WOSNAN: Me interesa todo lo que es creación de personajes, lo que está enfocado más hacia lo representativo. Tengo dos líneas: una que es como un poco más cartoon (caricatura) y otra que es más existencialista, por decirlo así. Actualmente me gusta relacionar esa línea existencial con lo biológico, la ciencia ficción, los mundos imaginarios y los mundos microscópicos, como las enfermedades vistas desde un microscopio. Ese tipo de cosas me llaman bastante la atención, además siempre he tenido ese gusto por la parte de la biología.

–¿Qué representa tu firma?

WOSNAN: Hace referencia a toda esa parte biomecánica y se mezcla con formas de insectos. Cuando la hice me sentí muy identificado con esa forma.

Ermitaño. Foto: Cortesía de Wosnan

Ermitaño. Foto: Cortesía de Wosnan

–¿Hacia dónde vas ahora como artista urbano?

WOSNAN: Pienso seguirle dando a lo que siempre he hecho. No pienso abandonar la parte de murales, pero ahora quiero entrar un poco a la parte de proyectos editoriales y de emprendimiento. Pienso que los que estamos en este medio, pónganle el nombre que le pongan, sea grafiti, street art o diseño, tenemos que meterle más al emprendimiento porque es un sector complicado, no es tan sencillo como parece y toca dedicarle tiempo a aprender cómo se consiguen entradas económicas que permitan continuar pintando, pues salir a pintar a la calle requiere algo de medios.

–¿Qué opinas del mercado del street art en Bogotá?

WOSNAN: Es un mercado al que le hace falta madurar en la venta de obras, diseños e ilustraciones.

–¿La percepción de la gente sobre el street art ha cambiado en la ciudad?

WOSNAN: Hay gente que no tiene nada que ver con el street art y habla del tema. Creo que empezó un boom chévere aquí. Pero tanto boom hace que se pierda mucho la intención, pues hay otras cosas importantes más allá de los likes y de vender; cosas más ligadas al discurso propio, al amor a pintar y no sólo a subir fotos y ganar likes. No es que le vea algo de malo a eso, pero el street art ya se tornó en un mundo donde sólo se comparte por internet. Es chévere ir a mirar los muros y explorar la calle. Mirar un muro en vivo no tiene comparación con verlo en internet. Siento que se ha perdido eso un poco con el paso del tiempo.

Artillero. Foto: Cortesía de Wosnan

Artillero. Foto: Cortesía de Wosnan

–¿Cómo piensas entonces comercializar tu trabajo?

WOSNAN: Es complicado vivir solo de rayar en la calle como artista. No lo veo tanto como mi trabajo personal, porque muchas veces no se puede mezclar el discurso con lo comercial. Creo que debo pensar menos como Wosnan y más como diseñador a la hora de buscar comercializar mi trabajo. Cuando piensas en vender una imagen como producto tienes que pensar en un discurso más sencillo y directo que pueda llegar con mayor facilidad y a más personas: muchas veces el discurso propio como artista puede llegar a incomodarle a la gente o incluso ser muy subjetivo. Yo no veo problema en hacer grafiti comercial mientras no se pierda la esencia y el discurso original. Pero a veces se pierde la intención y se convierte en una cuestión de comodidad, donde sólo se raya para vender. No me incomoda mientras no se abandone la línea personal y no se concentre uno tanto en esa zona de confort que es la parte comercial.

“Yo me he presentado para proyectos que ha sacado el Instituto Distrital de las Artes (IDARTES) con el grupo con el que trabajo, DAST y C_TO, y fue muy chévere compartir y aprender. Entonces, creo que está bien participar, pero no siempre estar esperando la próxima convocatoria. Me incomoda un poco que hay personas que por ejemplo, si se dedican al writing, cambian su discurso de letras y se hacen más personajes e imágenes comerciales para poder pasar a ese tipo de propuestas: es chévere la versatilidad, pero no solamente para pasar una convocatoria”.

Foto: Valentina Allan

Foto: Valentina Allan

–¿Qué opinas de que las instituciones estén impulsando esta práctica en Bogotá?

WOSNAN: Está bien y hay algunas personas que necesitan vivir de esto. No le veo ningún problema, aunque pienso que IDARTES y las instituciones aún no han comprendido totalmente el mundo que gira alrededor de esto, ya que también existe la parte ilegal y esa nunca será bien vista por ninguna institución. Eso no lo van a entender nunca, que el street art ilegal hace parte de una expresión y de una ciudad que está viva. Entonces, esa participación oficial tiene un límite, y faltará mucho para que las autoridades entiendan el grafiti ilegal, que es algo que hace parte de la sociedad y que muestra una necesidad de una ciudad de expresarse.

–¿Has visto alguna vez un grafiti, artístico o no, con el que no estés de acuerdo?

WOSNAN: Antes de entrar en esto había cosas que yo no entendía muy bien porque se hacían; ahora que estoy en esto, comprendo la intencionalidad y porqué lo hicieron. Por ejemplo, no me gustaban los grafitis del grupo de fútbol Millonarios y cuando se tiraban las paredes de las casas, pero también eso hace parte de lo que somos. Lo bonito también es que haya de todo en la calle, porque finalmente este es el sistema en el que estamos viviendo, donde hay de todo. Además hay una expresión revolucionaria, es una necesidad porque el sistema está alineándonos a algo, a cumplir con un horario, encerrarnos en esa jaula de oro, consumir lo que nos dicen… y el grafiti expresa eso: que algo está fallando.

Texto: Jessica Sánchez

Editó: Appel

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