CIUDAD DE MÉXICO (Muro).- El artista plástico Raúl Sisniega es el creador del proyecto visual-experimental Lesuperdemon. Como muralista mezcla conceptos como la existencia de los seres vivos, el budismo o los  elementos psicodélicos; una trayectoria que lleva seis años tras haber concluido sus estudios en la Escuela Nacional de Artes Plásticas.

La multidisciplinaria vida de Lesuperdemon no se detiene en las artes visuales: es bajista. Perteneció la extinta banda de rock psicodélico Jesus on dope, otra plataforma en la que también expresó sus introspecciones y algunos de sus viajes con el ácido (nombre coloquial para denominar al LSD).

Su trabajo ha repuntado tanto que fue incluido en Make your mark: the new urban artists, el nuevo libro del diseñador y escritor británico Tristán Manco, uno de los más reconocidos investigadores de la cultura grafiti.

El motivo por el cual se encuentra pintando en las calles es por el consejo de un amigo: “Tu trabajo se tiene que ver. Sal a las calles, y pinta”, le dijo. “A mí sí me gusta pintar, pero lo que más me late es imaginar. Sí soy artista, pero me considero más como un creativo. Eso sí, nunca, pero nunca, voy a dejar de pintar”, cuenta en entrevista para Muro.

“No me importa si me dicen artista o diseñador. Considero que el artes es muy individualista al establecer: yo pinto, yo creo, yo diseño, yo pienso, yo tengo, yo, yo, yo, y yo. No me importa si pongo la idea y un maestro pintor hace los trazos sobre la pieza, onda Demian Hisrt o Warhol, pero sí creo que ese proceso de creación dejaría de ser arte y se convertiría en diseño”, profundiza.

Intelecto más Mural es su principal máxima. Con ello, la técnica y constante actualización sobre conceptos artísticos han llevado a su gráfica a puntos multidisciplinarios. Sus más recientes trabajos incluyen piezas de cerámica, con las que da mayor realidad a sus obras al crear efectos tridimensionales, explosivos, caóticos y psicodélicos.

“El mural está chido, pero para toda la vida se vuelve algo muy aburrido; es algo que agradece tanto el público como los mismos artistas porque vemos nuevas cosas sobre las paredes”, considera. De esta manera, abandonó la idea de “la perfección en el trazo”; algo muy buscado por varios artistas. Cree que esta “obsesión” lo había orillado a no ser más creativo y limitado durante el proceso de sus piezas.

Acota: “Ya no busco que las figuras sean perfectamente trazadas. Con el paso del tiempo me di cuenta que era una obsesión muy aburrida que no sólo practicaba yo, sino muchos colegas. La técnica ya la tengo superada, por eso ahora busco más esa explosión para alcanzar un grado de equilibrio visual y conceptual”.

Su carrera como artista urbano comienza en 2010. En ese momento, Lesuperdemon tenía 30 años, pero con una madurez de un adolescente de 15; una etapa la cual valora como “primitiva” –desde la perspectiva de su técnica– y “confusa” por la forma de percibir el entorno para expresar sus pensamientos.

“En ese tiempo quería dibujar, dibujar y dibujar. No pensaba en la técnica ni mucho menos por dónde quería llevar los conceptos de mi obra. No tenía ese nivel de conciencia para darme cuenta de ese tipo de detalles a pesar de la edad que tenía”, relata.

Dos años después de profunda experimentación con su gráfica y los efectos del constante consumo de ácidos, llegó como una revelación la concepción de las figuras geométricas, un tema que consultaba mucho en las enciclopedias de su casa. “En ese momento me dije: ‘Debo de aprovechar mis puntos fuertes y reforzar mis puntos débiles’. Fue cuando me planté: ‘A güevo, a mí me gusta el dibujo geométrico, tengo habilidades para hacerlo, es aquí donde debo de explorar, porque todas las personas que veían mi trabajo les gustaba este aspecto”.

Durante este proceso se enfocó en conceptos como el caos, el cosmos, el universo, y con el paso del tiempo aunó elementos orgánicos a sus trazos, principalmente la imitación del cuerpo humano o de algunos animales. Su intención fue representar especies en proceso de metamorfosis física y espiritual; ideas que sustentó bajo la influencia del padre de la química, el francés Antoine Lavoisier: “La materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma”.

“Satori”.

Sin embargo, como un Satori (término Budista para describir el estado de repentina iluminación) descubrió un elemento importante en su obra: las plumas.

“Con ellas alcance este universo de la tridimensionalidad en plataformas bidimensionales. Comprendí cómo se deben manejar los matices de las sombras y de las perspectivas para tener composiciones más reales ante el ojo humano. Ya no era la dimensión de los espacios, sino esta transfiguración de la realidad”, argumenta.

Muchas personas, entre ellas varios de sus colegas, piensan que la mayoría de su obra tiene como objeto de inspiración las alucinaciones del LSD que consume. “Pero la neta no es el motor de mi obra; la droga no hace el trabajo. Mi disciplina, el constante aprendizaje y mi percepción de esta realidad son los verdaderos motores de todo este desmadre”, responde.

“Toda creación humana, ya sea material, filosófica o formas de organización, es falsa”. Ejemplifica: “Es falso que todos los hombres prefieren como pareja sentimental o sexual a las mujeres; es falso que necesitamos la pinche tecnología para vivir; es falso que debamos vivir en familia; es falso que la soledad es mala; es falso que nuestra constitución sea un modelo justo de ley para los mexicanos…”

Bajo este principio de cuestionamiento, el creador considera: “El arte también es un falsedad; lo es totalmente. Y bueno, ante ello entras en el trillado dilema de qué es arte y qué no”.

“Supongamos, -expone- que ves a un niño que toma un puño de tierra y lo avienta sobre una pared blanca con la única intensión, sin que nadie se lo haya pedido, de llenarla de color sin importa la forma que queda. Considero que esa es una expresión pura. Pero si un maestro o sus padres le dicen cómo hacerlo, ahí termina esta esencia; ya es parte de esta construcción social que nos permea”.

Prosigue: “Lo único real que persevera es todo aquello en lo que no interviene el hombre, como la propia naturaleza. Las necesidades reales del humano son muy básicas, una de ellas es expresarse”, concreta. Por eso él no se considera un artista puro, debido a la necesidad de obtener dinero con su obra para tener cierta tranquilidad en su vida.

Argumenta: “Estoy contaminado en todos los sentidos. Yo no tengo esa capacidad de tener tal pureza, porque mis aspiraciones y deseos como artista dentro de esta sociedad adaptada a la cultura del consumo crecen todos los días. Eso sí, a través de mi trabajo siempre digo lo que quiero decir; nunca me censuraré”.

“Dragón Pachecósmico”.

Explica que además del dinero existen otras formas de contaminación en el arte, como la competencia profesional, la perfección, la imitación por falta de creatividad, el ego…

“Por ejemplo –aclara–, ves que una chica arma un trabajo muy chingón, y tú como artista-espectador dices: ‘Está muy chingón. Rifa bien cabrón’. Vaya, en ocasiones despierta esa sensación de envidia, pero en otros una sed de venganza de ‘ahorita vengo, porque me voy a encerrar cuatro días en mi estudio para hacer algo más chingón que ella”.

El creador no es partidario de las campañas publicitarias o propagandísticas que crean las marcas o gobiernos en las que incluyen a artistas urbanos. Relata: “Yo tengo dos vertientes: el empresarial, que es mi diablito; y el humano, mi angelito. El empresarial me exige ganar dinero para subsistir, pero el humano me hacer ser más disciplinado y mejor persona en mi entorno.

“A veces –continúa– tengo conversaciones personales en las que me digo: ‘Esta pieza no la puedo vender en 300 pesos, la hice en una hora. La voy a vender en 3 mil’. Pero me respondo: ‘No mames, Raúl, hay personas que ganan 80 pesos al día, ¿y quieres vender en 3 mil esta mierda que llamas arte y que hiciste en una hora? No chingues, estás mal de la cabeza, eres un pinche ególatra de mierda manteniendo en funcionamiento esta maquinaria institucional’.

“Pero cuando me cruje la pinche tripa, sin duda alguna vendo uno de mis cuadros o pinto un muro en 7 mil o 10 mil pesos. También tengo que comer o atenderme si me llego a enfermar, ¿me explico? Ponerle precio a un cuadro es un pedo (problema), pero es parte del proceso de maduración en este mundo. Por eso me caga (no me agrada) esta doble moral del sistema en el arte”, afirma.

“El empresario o los gobiernos exigen a los artistas pintar cierta experiencia para hacernos creer que, si participamos en sus proyectos, seremos los mejores en todo el mundo. Es el gran problema de la comercialización del arte, mientras más te pagan y eres más cotizado eres más chingón. ¿Esa es la verdadera esencia de este rollo?”, se pregunta.

En julio de 2016 Sisniega participó en el programa de street art #LaCalleEsTuya, creado por la administración del priísta Eruviel Ávila Villegas, gobernador del Estado de México, localidad en la que jamás ha habido una alternancia de partido en el poder.

El proyecto cubrió las fachadas que se encuentran a lo largo de los cinco kilómetros que recorre el recién construido teleférico San Andrés de la Cañada – Vía Morelos, en el municipio mexiquense de Ecatepec. El objetivo de este programa es recuperar los espacios públicos dominados por la inseguridad y la marginación social, e impulsar el talento de muralistas nacionales y extranjeros.

Lesuperdemon critica: “Estuve pensando dos semanas si participaba. A grandes y directos rasgos, este programa es para maquillar la pobreza de Ecatepec. Sé que me metí en un acto mediático y circense de la campaña presidencial de Eruviel. Y sí, este desmadre si está bien asqueroso porque todos los artistas vamos a hacer los murales, vamos a cobrar y la pobreza va a continuar en Ecatepec.

“La neta, sí, lo digo: ‘Escúpanme, soy una mamada de artista, no tengo coherencia en mi trabajo’. Por un lado digo que todo este desmadre es falso, pero por el otro estoy pintando para un proyecto hecho por esa maquinaria que tanto me caga.

“Si por estas declaraciones me excluyen de esos grupos, no hay pedo, no tengo ningún problema. Además, la crítica profesional no me va a afectar si dicen: ‘Ay, el Demon trabajó para Eruviel Ávila; porque esta chamba no es del proyecto de Lesuperdemon”, enfatiza, y concluye: “mi intención no es cambiar el mundo, sino hacer algo bien”.

Texto: Daniel Von G,

Editó: Appel

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