CIUDAD DE MÉXICO.- Inmuebles olvidados convertidos en galerías de arte antes de ser derrumbados: es el último suspiro de vida que da el colectivo colombiano de stret art Lavamoatumbá a los todos los muros de aquellas casas, locales o edificaciones que jamás se volverán a ver en las calles de Bogotá.
“El proyecto nace por la necesidad de redimir nuevos espacios que no sean la calle ni los museos para esta corriente artística. Tratamos de romper la concepción que tiene la sociedad sobre las monótonas galerías de arte para demostrarles que en cualquier lugar público también se pueden apreciar las obras de verdaderos talentos”, cuentan a Muro los artistas plásticos Chucho Bedoya y Nice Naranja, fundadores del proyecto.
Lavamoatumbá se consolidó en 2015 con sólo cuatro muralistas: los mismos Bedoya y Nice Naranja, su compatriota Natalia Mora y el suizo Lino Ventura. Su debut tuvo lugar en una casa del barrio de Rosales, uno de los más importantes del sureste de la capital colombiana. La casa sería derrumbada con la intención de crear un inmueble más grande, pero por azares del destino la demolición se postergó.
“El reto fue que sólo teníamos unas cuantas semanas para concluir esta muestra, por lo que corrimos de voz en voz por redes sociales una serie de invitaciones a grafiteros y muralistas al no tener una convocatoria fija”, relatan los artistas visuales.
El resultado fue exitoso, ya que más de 70 artistas nacionales e internacionales intervinieron los tres pisos del inmueble. La temática fue libre, de tal forma que se podía encontrar en una fachada un retrato de la actriz estadunidense Marilyn Monroe de Ray Katchup, en otras paredes obras de Ledania y Gris, o el hiperrealismo del francés Mantra o la características caricaturas del ecuatoriano Apitatan.
A pesar de ser un movimiento emergente, sus miembros ya habían pintado con otros colectivos artísticos como APC, 418 o Pirotecnia los interiores y exteriores de otras casas de la capital colombiana y en Buenos Aires, Argentina, por lo que ya estaban familiarizados con este concepto: el de crear exposiciones en los interiores.
Su segunda chamba fue Tsunami, nombre que le dieron a la intervención de un restaurante tradicional chino. Aquí participaron unos 120 grafiteros, escultores, pintores y artistas tanto locales como internacionales bajo un concepto: el arte asiático.
En el trabajo se puede apreciar una lucha de sumo, el cual fue realizado por Skida y Dj Lu, así como un retrato del legendario actor de películas de artes marciales Bruce Lee, por mencionar algunas de las piezas montadas.
Además, esta edición contó con la colaboración del colectivo artístico Clan Splash, conformado por los artistas Felipe Céspedes, Sebastián Pedraza, Sebastián Villalba y Gabriel Rodríguez. “Quisimos ser más incluyentes después de nuestra primera experiencia como colectivo. Lo nombramos Tsunami porque emprendimos un movimiento telúrico-artístico en el que quisimos concentrar toda la energía, tanto la de los artistas como la de los asistentes en un sólo epicentro. El resultado fue como lo esperamos, pues la casona china quedó impresionante y tuvimos una asistencia que no imaginábamos”.
Derivado de estas dos entregas, Lavamoatumbá realizó una subasta de arte con algunas de las ventanas, puertas, trozos de muros o esculturas intervenidas y donadas por los artistas participantes con la finalidad de obtener recursos económicos, ya que la mayor inversión fue en materiales.
A pesar de estar amenazadas con ser derrumbadas, ambas estancias aún se encuentran en pie con las obras íntegras, puesto que los permisos inmobiliarios de construcción han tenido constantes modificaciones y se ha postergado su demolición.
Actualmente el colectivo se concentra en su tercer proyecto. De los 10 metros cuadrados saltaron a los 5 mil, pues ahora buscan obtener los permisos necesarios para poder trabajar en las antiguas oficinas de un edifico administrado por la Escuela de Administración de Negocios, ubicado al norte de la capital colombiana.
Los entrevistados cuentan que, si todo sale como lo planeado, “queremos comenzar a pintar la primera semana de octubre, cuando se efectúa la semana del arte en Bogotá, lo cual nos dará un buen empuje como colectivo. Primero tenemos que esperar a que desocupen el edificio”.
“Solemos trabajar sobre conceptos dependiendo de lugar. Nos dimos cuenta que los lugares cuentan muchas historias. Vaya, a pesar de ser espacios muertos u olvidados por la sociedad tienen una o varias historias que deben contarse: eso nos llama la atención porque rescatamos esa esencia; queremos darle un último respiro”, refieren.
Los dos artistas consideran que el compromiso social de la agrupación con los habitantes de Bogotá “es mostrarles este tipo de arte, como una corriente alternativa y contemporánea a las existentes. También es desmitificar que esto es un acto meramente vandálico, pues nos consideramos artistas que pueden reunificar sociedades”.
La evolución de la agrupación es bastante notoria. Chucho asegura que esto se debe “a la constante organización entre los integrantes y los artistas”. Desde Tsunami comenzaron con el monitoreo de artistas a través de redes sociales, además de la solicitud de portafolios y currículos, con la intención de encontrar nuevos talentos para este proyecto.
Entrevista: Alejandra Almanza y Daniel Von G.
Texto: Daniel Von G
Editó: Appel
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