BOGOTÁ, COLOMBIA.- Oscar González, conocido como Guache, es un artista urbano de la ciudad de Bogotá. Está influenciado por el muralismo político latinoamericano de la primera mitad del siglo XX, el grafiti y el arte urbano. Guache expresa a través de su obra temas de interés social que intentan reflexionar y poner de manifiesto elementos culturales relacionados con la identidad y la cultura ancestral, así como con la “descolonización de símbolos” en Colombia y Latinoamérica.
Guache y su equipo de trabajo hablaron con Muro. Nos platicaron acerca del desarrollo reciente del Festival Internacional de Arte Urbano Revitalización. Guache nos envolvió en su trabajo y experiencia como productor de este festival.
–¿Qué significa “Guache” y por qué te haces llamar así?
GUACHE: Uso la palabra “guache” porque es una palabra que juega con su significado. A nivel popular es despectiva y describe a un hombre grosero y maleducado. Pero en su origen es una palabra indígena muisca que significa varón y guerrero. A eso se refiere mi trabajo: es un ejercicio de “descolonización de los símbolos”.
–¿Cómo relacionas tu trabajo de arte urbano con otros espacios? Por ejemplo, tu trabajo con comunidades o la organización de festivales…
GUACHE: El camino del muralismo y del arte urbano es muy diverso y se va reinventando cada vez más, no es algo que aprendas en una academia; no hay una escuela de arte urbano. En mi caso, soy autodidacta. Mi trabajo siempre ha estado muy relacionado con los temas sociales y con las comunidades. He podido viajar por todo el país y a otros países haciendo muralismo comunitario y talleres, dinamizando procesos de memoria histórica y de reconocimiento de comunidades. La parte que tiene que ver con algunas publicaciones y producción de festivales son una etapa que empieza por el tiempo que llevo pintando.
“Con el colectivo Bogotá Street Art hemos publicado dos libros. Uno se llama “Calle esos ojos”, que muestra la historia de cómo empezamos a pintar en la calle y que contiene stickers y esténcil. El más reciente, “Levantar y pegar”, incluye sólo stickers. Estos libros no han sido publicados bajo ninguna editorial, ni han tenido una distribución comercial basada en grandes distribuidores; al contrario, han sido un esfuerzo de nosotros mismos, quienes lo diagramamos, producimos, imprimimos y distribuimos. En cuanto a los festivales, el año pasado tuve la oportunidad de producir un festival de arte urbano en el barrio Santa Fe de Bogota. Lo considero como otro a camino a la pintura: aunque he participado en diferentes festivales hace tiempo venía trabajando para hacer uno en Bogotá con un enfoque social.
–¿Cuál es la importancia de mezclar lo social con el arte urbano?
GUACHE: Yo creo que en mi caso se complementa mucho, ya que para mí es muy importante estar en contacto con los procesos sociales en las comunidades, que es de donde viene toda mi inspiración. Siento que el muralismo es una herramienta de trasformación social a partir de lo simbólico, porque cuando la gente se apropia del símbolo, y empieza a reconocerse a partir de la representación pictórica, se empiezan a transformar los espacios y desarrollar un ejercicio de apropiación de los espacios públicos, que es lo que nosotros hacemos con el arte urbano: un ejercicio de apropiación de manera autónoma.
–¿Para ti qué significa pintar en la calle?
GUACHE: Hay dos momentos. Uno tiene que ver con la ejecución de la obra y la historia que hay mientras se pinta en la calle; el otro se da a partir de que queda la pieza en el muro. Los procesos de muralismo en comunidades son proyectos “grandes”, los cuales requieren de producción, de un gran equipo de trabajo y de logística. Además, mientras se realiza la obra siempre hay una relación con la comunidad. Cuando pintamos en comunidades indígenas o rurales se genera una relación muy interesante con el contexto y todo lo que pasa mientras uno está pintando: uno se vuelve parte del paisaje y, además, creador del mismo. Desde ahí se genera una dinámica muy rica y positiva en la que la gente se integra, hay curiosidad y, digamos, se vuelve todo un acontecimiento social local porque alteras un espacio que es cotidiano para muchas personas. Después de terminado el mural, éste empieza a hacer su propio trabajo, que es el de comunicar y transmitir mientras uno no está ahí.
–Cuéntanos del barrio Santa Fe y del Festival Revitalización, que ocurrió en diciembre del año pasado…
GUACHE: El Festival de arte urbano Revitalización se realizó del 27 de noviembre al 5 de diciembre de 2015. Tuvo lugar en el barrio Santa Fe, un barrio en el que convergen unas dinámicas sociales muy complejas, pues es catalogado como una zona de tolerancia en la que conviven la prostitución, la drogadicción, hay marginalidad, exclusión social, delincuencia… también llega mucha gente desplazada de todo el país. Es un barrio muy estigmatizado a nivel social y muy fácilmente la gente lo tacha como el barrio de las putas y ya. Ahí se daba un espacio para que el arte urbano entrara con todo su papel dinamizador. La idea fue sumarnos a unos ejercicios de revitalización que se habían venido realizando y que fueron iniciativa del anterior plan de la alcaldía de Bogotá. Eso ofreció la oportunidad de realizar un festival internacional de arte urbano.
–¿Cómo fue la dinámica del festival?
GUACHE: La idea fue invitar artistas urbanos reconocidos de Latinoamérica, quienes tuvieran un trabajo relacionado con lo social y la identidad. Invitamos a artistas de varios países y les hicimos una contextualización del barrio. Les comentamos las problemáticas que tenía. Se quería que con la información sobre el lugar, los artistas pudieran hacer una interpretación libre en sus muros sin ningún tipo de condicionamiento formal ni boceto.
–¿Cuáles fueron los puntos positivos del festival?
GUACHE: Lo primero fue que se produjeron más de 35 murales de gran formato, todos espectaculares y que brindaron una riqueza visual increíble al barrio. También pudimos invitar a gente de todos los estilos: desde el writing con influencia del hip hop hasta el muralismo clásico en el que se pinta con un mismo pincel, además de caligrafiti. Tuvimos propuestas abstractas, otras súper contemporáneas y sobre todo ganamos la experiencia de haber estado diez días pintando, aprendiendo y compartiendo con la gente del barrio. También se logró reivindicar y revitalizar el barrio con un trabajo simbólico a partir del grafiti, y eso ha llevado incluso a organizar tours de grafitis en el barrio.
–¿Qué aprendizajes quedaron del desarrollo de este festival?
GUACHE: Creo que hay que tener en cuenta todo lo que significa hacer una producción de este calibre. Requiere de un esfuerzo mucho mayor y de mucha energía, por lo que se necesita un equipo más grande para poder hacer una gestión más amplia y no verse cortos en producción.
–¿Cuál fue la percepción que se tuvo del festival?
GUACHE: Como productor recibí muy buenos comentarios de la gente que participó y que se regresó contenta porque pudieron estar en el barrio compartiendo con la gente y rompiendo con esos estigmas e imaginarios: de que es un lugar inseguro donde pasan cosas terribles y no se puede entrar. Creo que ese es el papel del arte urbano, el de romper con esos estigmas y transformar los espacios. Tuvimos la oportunidad de trabajar con líderes del barrio desde antes del festival. Cuando ya estábamos pintando las áreas destinadas, llegaron muchas personas del barrio a pedir que les pintáramos su casa y así se empezó a crear una base de datos improvisada de gente que quería que les pintaran su casa. Además, durante el transcurso del festival muchos otros artistas se enteraron y se acercaron para ver si había posibilidad de participar. Así que juntamos a los vecinos que querían que les pintaran sus fachadas con los artistas que se fueron sumando. Estiramos el presupuesto para comprar más pinturas y desarrollamos otros murales que no teníamos contemplados.
“En cuanto a la percepción general de la gente, algunos muy conservadores que esperaban murales completamente figurativos y, con un mensaje explicito se acercaban y te preguntaban porque estábamos pintando eso tan feo o esas manchas. Pero también habían personas que se daban a la tarea de abrirse un poco más y comprender el sentido de muchos murales”.
–¿Habrá un segundo festival Revitalización? ¿Qué planes hay para el futuro?
GUACHE: Por ahora sigo con mi trabajo personal. Estoy preparando una exposición y desarrollando un proyecto de muralismo en mosaico. En cuanto al festival, ya está la experiencia y, aunque todavía no está planeada la fecha, seguro que habrá un Revitalización 2 en Bogotá. La idea sería efectuarlo en otro barrio que tenga características similares. Sin embargo, por ahora no quisiera estar amarrado a que el festival tenga una continuidad exacta.
Texto: Jessica Sánchez
Editó: Appel
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