gleo_muro_cayab_6–Te voy a leer otra reseña que me encontré por ahí y que tiene que ver con lo que me acabas de contar: “Gleo crea obras muy imaginativas y vibrantes. Bellamente detalladas, las escenas coloridas de Gleo y sus fantásticas creaciones atrapan tu atención como una quimera hipnótica que danza en sus paisajes urbanos”. ¿Esa descripción corresponde a lo que tú esperas que vea el espectador en tu obra?

GLEO: De alguna manera sí. Antes estaba más interesada en atrapar a las personas por el color y esas situaciones surrealistas o imaginarias que plasmo en los muros. Pero ahora siento que no es suficiente y estoy explorando. Estoy en un momento de mi vida en que pienso que cuando pinto un muro tengo una responsabilidad ante la ciudad. Pintar en la calle te hace reflexionar sobre el arte: tú pintas tu obra pero no es tuya, es de la ciudad, y la ciudad se la apropia o la desecha. Ahora la obra que pinto ya debe tener esa gráfica conceptual muy grande, y no solamente deben ser figuras bellas plasmadas en la pared. Deben ya tener otro contenido, no tan agreste porque ya vivimos en ciudades muy violentas, sino uno de reflexión. Los últimos muros los he trabajado bajo esa dinámica. A veces, claro, pinto por el puro goce de pintar muros, pero sobre todo en los últimos muros más grandes he guardado esa noción de que quiero ser responsable con lo que pinto.

Piélago Sagrado

Piélago Sagrado

–Has participado en festivales en Ecuador y Perú, además de en tu país, pero regresas con regularidad a México, donde has estado más tiempo fuera de Colombia. ¿Es el país donde puedes hacer mejor tu trabajo? ¿O porqué regresas?

GLEO: México dispone de mejores plataformas que mi país, Ecuador o Perú. Hace dos años conocí a Cix en Colombia. En esa ápoca yo pintaba como muchos de mis compañeros allá en Colombia o en Ecuador, por hobby. Nada se toma en serio. Muchos son diseñadores, publicistas o meseros y, además, pintan. Y si viven de esto, viven mal. No valoran su trabajo. Hablando con Cix, cuyo trabajo admiraba ya mucho, le comenté que yo quería vivir de esto. Él me contestó que si realmente quería hacerlo, primero me lo tenía yo misma que creer. Que esto era un trabajo como ir a la oficina, y que si me quería sentir agradecida con la vida, de poder vivir de esto, entonces tenía que hacer lo mejor siempre. Eso me dejó pensando mucho tiempo. Y es cierto.

“Eso pasa en mi país: no hay plataformas para vivir de esto, para proyectarte, para viajar, para armar proyectos. En Colombia hay una plataforma que apenas se está abriendo, no hay mentalidad, se están pintando muros grandes pero por ego, para ver quien pinta el muro más grande del país, pero no con otras ambiciones. Cuando vine a México por primera vez me di cuenta que aquí sí existe una plataforma en la que se puede trabajar. hay más apoyo y me va mejor: me salen más proyectos y vendo más obra. Y lo que quiero es que mi trabajo llegue a todos lados. Nos faltan más representantes latinoamericanos. Hay gente muy buena, pero no salen. Yo tengo la necesidad de hacerlo. México me da esa oportunidad: no sé, quizás porque están más cerca de Estados Unidos, porque tiene una economía más desarrollada… También México me ha dado la oportunidad de conocer muros y a los artistas que tanto he admirado y que han ayudado a mi crecimiento y mi formación, como Cix, o a Jade y Evoca (Perú), a quienes conocí aquí.

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–En el mundo del street art se ven muchos hombres y pocas mujeres…

GLEO: Definitivamente sí. Pero me he dado cuenta que no hay machismo de parte de los chicos. La culpa es de las chicas, que piensan: ‘es que me voy a ensuciar, es que me voy a despeinar, es que me voy a asolear, me voy a quemar la piel…’ Esos detalles que hacen que uno sea “femenina”, y que es una mentalidad errónea, hacen que las chicas no salgan a pintar. Cuando vamos a un festival, a mí me traen las torres de andamio para que yo vea cómo las armo. Y no es que me estén tratando mal. Me están tratando exactamente igual que a los otros 20 chicos que están ahí y que también se van a fletar armando el andamio. Que alguien me ayude y ya, eso sí. Hay muchas chicas que pintan siempre horizontal, nunca grande, porque es mucho más fácil, con una escalerita pintan y no se ensucian y no requieren hacer tantos esfuerzos. Los chicos que hacen street art o grafiti toman el arte urbano como otros toman el futbol: como una pasión, y todo el tiempo están trabajando. Muy pocas chicas tienen esa misma pasión por el arte urbano.

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