El Festival Concreto-Festival Internacional de Arte Urbano es un patente reflejo del carácter innovador del personaje que lo fundó, el brasileño Narcélio Grud, un artista urbano de múltiples facetas creativas y un sólido compromiso con las futuras generaciones.
El festival se celebra principalmente en Fortaleza, capital política y económica del estado de Ceará, al noreste de Brasil. Es una ciudad densamente poblada de casi cuatro millones de habitantes –la tercera más grande del país– y marcada por la violencia.
En la segunda edición del festival, que terminó oficialmente el 28 de noviembre pasado, Narcélio y su equipo consiguieron reunir a más de una centena de artistas urbanos que realizaron murales y otras manifestaciones artísticas ligadas al street art. Según el programa, el grupo internacional estuvo compuesto por 16 artistas provenientes de Alemania (SpiderTag y Dome), España (E1000, Hyuro, Feoflip y Dasoda) , Chile (Nebs Pereira), Uruguay (Kaniche), Italia (NemO’s y Luca Ledda), Grecia (INO), Bélgica (Bisser) y Portugal (Ebano). La delegacion mexicana corrió a cargo de Paola Delfín, Liz Rashell y Frase.
Platicamos con Narcélio Grud.
–El Festival Concreto recibió 150 artistas, locales y extranjeros, durante tres semanas. Eso requiere muchísimo esfuerzo logístico. ¿Cuánta gente hace funcionar el festival?
GRUD: Directamente hay 10 personas responsables de producción. Aparte hay unos 25 voluntarios. Y la comisión que dirige el festival somos tres.
–Me imagino que el festival necesita también muchos recursos económicos. ¿De dónde provienen? Veo que los patrocinadores son gobiernos y empresas…
GRUD: En Brasil hay una política de concursos gubernamentales para apoyo de proyectos. En el caso del Festival Concreto fue contemplado en dos concursos. Uno es el llamado Mecenas: el gobierno otorga a las empresas que nos patrocinan un descuento fiscal de 2%. Nosotros ganamos ese concurso, pero después tenemos que ir a conseguir el apoyo de las empresas. La otra manera de financiamiento es el patrocinio directo. Pero en este momento Brasil atraviesa una crisis económica y también política entre derecha e izquierda. Eso ha perjudicado mucho al festival. No todos los apoyos económicos que nos prometieron los conseguimos. Fue un sufrimiento muy grande realizar este festival. Por eso trabajamos de dos formas: una, con artistas invitados a los que pagamos todo (boleto de avión, hospedaje, alimentación, material y estructura para obra…) y otra a través de la convocatoria a la que se inscriben los artistas (el boleto de avión va por su cuenta). No pagamos por su trabajo porque no tenemos presupuesto para eso. El dinero lo utilizamos para traer otros artistas.
–¿Y cuántos artistas fueron en la categoría de “invitados”, es decir con gastos pagados?
GRUD: Unos 20, nacionales e internacionales… Artistas internacionales presentes en el festival tuvimos, entre otros, a NemO’s de Italia, Dome de Alemania, Liz Rashell y Paola Delfín de México, INO de Grecia… El boleto de avión de Dome lo pagó el Instituto Goethe de Brasil. Buscamos también que empresas nos ayuden. Hacemos todo lo que podemos para estar económicamente más tranquilos.

Mural de Frase en el Centro de Humanidades de la Universidad Federal de Ceará. Foto: Cortesía de Festival Concreto
–Justamente, ¿hay total libertad en el festival para poder expresar cualquier tema?
GRUD: Esta es la segunda edición del festival y tengo algunos compromisos con mis patrocinadores. Por ejemplo, y no es un caso real, si un patrocinador vende automóviles, yo no puedo traer un artista que hable mal de los automóviles. Sería darme un tiro en el pie. Hay muchos artistas que quiero traer a Fortaleza, pero ahora no es posible porque son muy politizados y los patrocinadores no están listos para aceptar todo. Así que traigo artistas menos políticos, más decorativos en su trabajo, y alguno que otro que sí está más politizado, como NemO’s. Los mezclo para poder tener esa libertad.
–¿Y esa situación no te molesta o te incomoda?
GRUD: Sí, pero sé que es un camino. Esta segunda edición del festival fue más fuerte en ese sentido que la primera. Tuvimos a INO, a NemO’s… Y espero que la tercera será aún más fuerte. Muchos patrocinadores quieren artistas de decoración y falta que entiendan que es importante tener más libertad en el festival. Fortaleza es una ciudad con mucha violencia. Durante el festival ocurrió el asesinato de 11 niños en una noche. La policía entró en una favela y los mató. El mural que está finalizando INO habla de esto. Y es bueno tener este tipo de murales en la ciudad. Pero yo busco mantener un equilibrio: con mi patrocinador y con el arte urbano mundial. Estoy en un proceso para ganar una total libertad.
–Eso me conduce a preguntarte porqué surge el Festival Concreto, ¿con qué objetivo?
GRUD: Soy artista, no promotor cultural. Como artista he ido a muchos festivales en todo el mundo y he visto como cambian las ciudades con el arte urbano. En esta segunda edición del festival tenemos más de 50 artistas que están en la calle pintando y antes no, y que proponen otro tipos de intervención o expresión artística que sólo pintura… Y eso es parte de mi trabajo como artista: fomentar un mercado de arte y crear un espacio donde pueda vivir sin ir necesariamente a otro sitio, a Nueva York, Londres o Sao Paolo…
–Leí que el festival tiene como propósito “socializar el arte aprovechando el potencial arquitectónico de Fortaleza”. Háblame de ese potencial…
GRUD: Fortaleza es una ciudad con muchos edificios, principalmente cerca de la playa, la cual ya no se puede mirar: hay edificios y edificios, uno a lado de otro. Ese es el potencial: tener tantos edificios para hacer murales y grandes. Lo más triste es que muchos de estos edificios se usan para pintar publicidad. INO está pintando el primero de estos edificios con arte.
–Algo que llama la atención del festival es que hay seminaros y talleres donde se analizan “las ciudades y los modos de relacionarse con el espacio urbano”. Es un acercamiento más académico. ¿Crees que los artistas urbanos deben tener más preparación de ese tipo en su trabajo?
GRUD: Todos tenemos que evolucionar constantemente, sea en arte o ciencia. Al ganar un concurso gubernamental estamos obligados a ofrecer eventos de formación. Es una contrapartida al dinero que el gobierno pone al festival. Por otro lado, hay personas de la academia que están muy interesadas en el arte urbano. Queremos atender el aspecto de la calle, de la formación y del arte.
–¿Y los artistas asisten a estas conferencias?
GRUD: Algunos sí. Otros están ocupados en sus trabajos y no pueden. Y otros son más radicales y opinan que la calle es su escuela. Y tenemos que respetar su manera de pensar. Pero en este momento que estoy como productor tengo que pensar en todo: manejo dinero público y tengo que ser lo más abierto y transparente posible. Y me encanta la formación: cuando trabajas con artistas muy cerrados, es muy difícil abrir sus mentes; con los más jóvenes puedes experimentar más. Como artista, yo me expreso en diferentes lenguajes y me gusta mucho. El Festival Concreto ofrece más lenguajes artísticos que otros festivales. Dos meses antes de empezar el festival, abrí mi taller a los artistas locales de Fortaleza para discutir y platicar sobre su trabajo, y producir obra e ideas para tenerlas listas antes de arrancar el festival. Un artista hacía casitas para pájaros con placas de anuncios de “se vende” o “se renta”. Él hacía dos casitas en un día porque era muy trabajosa su manera de hacerlas. Le propuse cortar las placas con un aparato para poder hacer 120 casitas en tan sólo dos horas. Hicimos diferentes tipos casitas: edificios o favelas de casas de pajaritos… Comparto mi experiencia con nuevos artistas, con nuevos trabajos y luego ellos pueden seguir solos. Como artista también hago escenografía, lo que me ha hado mucha experiencia con manejo de materiales: metal, madera, fibra de vidrio…
“Otro aspecto innovador del Festival Concreto es que llamé a siete arquitectos, un diseñador y dos artistas plásticos para imaginar mobiliario urbano no convencional sino apegado al arte urbano. El principio de producción fue utilizar concreto (hormigón) y pensamos muchas cosas. Comenzamos también dos meses antes del festival con el trabajo, para la maduración de las piezas”.
–El Festival Concreto es entonces una especie de laboratorio permanente de creación…
GRUD: Así es. La idea es transformar mi taller en una escuela de artes prácticas. Este grupo de mobiliario urbano del que te hablé, lo componen arquitectos con maestría, ¡pero nunca habían hecho cemento! (risas). ¡Fue la primera vez! ¡Es loco!…
–Eso me lleva a otro comentario que leí del festival: que se busca una “utilización racional y sustentable del espacio público”. Eso me suena a algo así como “eco-street art” o “street art sustentable”, algo muy en el contexto actual que vivimos de preocupación por nuestro entorno…
GRUD: Lo que sucede es que hoy tenemos muchos grupos activistas. Y el arte urbano está concentrando cada vez más no sólo pintores, grafiteros o escritores, sino arquitectos, urbanistas y otros profesionistas que analizan la ciudad y que quieren mejores espacios públicos. Cuando yo era niño jugábamos en la calle; hoy no se puede por la violencia. En las plazas de Fortaleza no se puede estar porque es peligroso. Un nuevo término es “urbanistas activistas”, y me encanta porque también es arte urbano. Son varios lenguajes que confluyen hacia un mismo punto: una ciudad mejor. Esas innovaciones son las que busco para el Festival Concreto.
–Y a todo esto, ¿hay un componente netamente brasileño en tu trabajo o en el que se muestra en el Festival Concreto?
Particularmente en donde vivo tenemos una práctica de aprovechamiento o de adaptación de los objetos. Si necesitamos un vaso, hacemos uno cortando una botella de plástico o con lo que tengamos a la mano. Eso es algo muy brasileño y está muy presente en el festival desde el momento en que traigo muchos artistas que se expresan de formas muy diferentes y no sólo con pintura. Si ves mi trabajo hay obras en que pinto en el suelo, que hago un spray con una botella de Coca-Cola; cosas distintas a las que hace un artista urbano clásico. Eso es parte de mi naturaleza brasileña.
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