–Tu estilo (y el de Spaik) encaja con los elementos visuales que suelen despertar el interés europeo por el estilo mexicano, como el tipo de motivos, los colores, los personajes… ¿Crees que existe ya en Europa una comprensión de tu propuesta? ¿Un gusto ya existente que te pueda ayudar a entrar en los circuitos locales?
CIX: Este primer viaje a Europa es de aprendizaje, es de scouting (exploración). Hemos venido a buscar, a tocar puertas. El hecho de que nuestro trabajo contenga una cierta identidad mexicana es un gusto personal. No lo hacemos para que agrade a los demás. Yo vengo de la última delegación rural del Distrito Federal, Milpa Alta, en donde todavía te vas al cerro en días de lluvia y encuentras figuras prehispánicas; donde aún se habla el náhuatl. Soy hijo de padres oaxaqueños (madre zapoteca y padre chinanteco). Entonces, he crecido en un ambiente que se ve reflejado en mi pintura. Llegar aquí con este estilo es hablar de lo que soy o lo que hay a mi alrededor. Pero ya estando en Europa te das cuenta que sí es muy bien recibida mi manera de pintar.
“Me dicen que les gusta el hecho de que ‘futurice’ mi obra; que haga una mezcla entre lo ya hecho por nuestra cultura con otra versión distorsionada, tergiversada. Les atrae el uso del color y mis aportaciones a la cultura mexa, las cuales han retomado otros artistas para jugar con la cultura prehispánica y modernizarla”.
–¿Has adaptado tu trabajo aquí en Europa o ni siquiera te lo planteas?
CIX: Sí lo he adaptado. Debido al tipo de viaje, estamos improvisando mucho; los tiempos no son los mismos ni el material: no disponemos de toda la gama que normalmente usamos, y eso lo cambia todo. Los colores son muy caros. Pero vamos a cerrar este viaje en Burdeos, y ahí sí nos vamos a dar el lujo de utilizar todo el material que ocupamos normalmente y vamos a hacer el mural más chido.
–¿Qué otras dificultades técnicas o de otro tipo han encontrado para trabajar en Europa?
CIX: En mi caso, el idioma. Y el tiempo: estoy acostumbrado a hacer trabajos que me toman tres o cuatro días. Tener que hacer uno en cinco horas, como lo hemos estado haciendo, es muy diferente. La consecuencia es que la calidad de la obra baja muchísimo, incluso en la preparación del boceto.
–Desde el punto de vista artístico, ¿recomiendan compartir gira entre artistas?
CIX: El trabajo de Spaik se compagina mucho con el mío: los dos trabajamos el arte popular mexicano, los dos somos full color y ambos manejamos la distorsión. Nuestro trabajo se fusiona muy bien simplemente pintando uno al lado del otro. Eso ha sido lo más chido, que no hay complicación.
–Me parece que las normas urbanísticas europeas son en general más estrictas que en México. No es fácil disponer de grandes superficies ni de los permisos para pintar. ¿Ustedes se han encontrado hasta ahora con esa clase de limitaciones?
CIX: Los europeos se quedan fascinados cuando van a México y se dan cuenta que es muy fácil pintar un muro. Por eso pintan allá muchísimos muros. Desde México, nosotros pensamos que los europeos que hacen graffiti o street art lo tienen todo, que tienen todo más fácil porque su economía es mejor. Yo pensaba que tenían todas las facilidades y por eso su trabajo era de primer mundo. Pero ya cuando estás acá te das cuenta que las facilidades las tenemos nosotros en todos los aspectos, que podemos ir a pintar cualquier muro muy cercano a tu casa con todas las comodidades, que el tiempo es diferente: llueve poco, hay buena temperatura; además, los aerosoles los podemos conseguir bien y fácil.
“Muro de Spike y Cix en colaboración con Dashe. París, Francia. Foto: Spaik”
–En Europa hay compradores privados de street art. Gente que, por ejemplo, solicita obra en paredes de sus casas, y cuya función es decorativa. De ninguna manera se trata de obra pública a la que todo mundo pueda acceder. ¿Te sientes cómodo realizando este tipo de encargos?
CIX: A mí no me gusta hacer arte decorativo. Aunque lo que hago se presta mucho para eso y a la gente le gusta, no es el objetivo de mi obra. La hago porque me entendí muy bien con el arte popular mexicano. Ahora quiero evolucionar, saber que puedo llegar a cualquier país del mundo sin necesidad de utilizar esos toques prehispánicos, que mi estilo se reconozca de manera internacional y se entienda sin eso. A mí me interesa que la gente que pinta, y muy bien, haga una crítica buena de mi trabajo respecto a la dificultad, al tema, al acabado final. No quiero que mi obra tenga un fin decorativo.
–¿Y representa un problema que sus obras no puedan ser accesibles a todo mundo y sólo a los particulares que la compran?
SPAIK: A veces no me gusta esa idea. Pero en el mundo actual ya hay una evolución en la comunicación, así que cuando haces un muro en un interior éste tiene una vida digital. Le tomas una fotografía y lo verá todo mundo. Ya no estamos en los años 30 del siglo pasado, donde la capacidad de poder divulgar tu obra era superlimitada. Ahora aunque esté en un interior puedes grabar video y mostrarlo a las masas. No es igual ver las texturas en vivo, pero tendrá más atención que en los 30, cuando era muy escaso el poder de divulgación.
–¿Qué recomendaciones darían a otros artistas urbanos mexicanos, latinoamericanos, que piensan venir a Europa?
SPAIK: ¡Planear el viaje y tener un kilo de huevos! (risas). Ya en serio, al menos yo sentía un poco de miedo venir a Europa porque era algo que nunca había hecho. Toda la vida he viajado por todo México y en Latinoamérica, pero llegar a otro continente es…¡ufff!…hay otros idiomas; yo medio masco el inglés y no he tenido mucha dificultad, pero sí te das cuenta del poder de los idiomas, de la comunicación: si no sabes como mínimo inglés a un nivel comprensible, de nada sirve que vengas a Europa. Entonces, recomendaría organizarse bien y tener una logística chida. De repente a nosotros se nos han ido de la mano algunas cosas, ¡como los trenes!
CIX: El idioma es lo principal, que puedas tener la forma de comunicarte. Y planear bien tu viaje.
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