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BRUSELAS (Muro/Segunda temporada).- Arno 2Bal (o Arno Debal) es un multifacético artista belga cofundador del crew Farm Prod de Bruselas, uno de los más activos y creativos de Bélgica. De una granja en la localidad de Tournai a Bruselas y luego a África, y desde ahí saltar a Ámsterdam o Río de Janeiro, Arno Debal no esconde que es un adicto del contacto humano a diario.

Diseñador de formación, pero también ilustrador, muralista, guía y profesor de talleres, todo en el mundo del street art, Arno Debal acaba de exponer su obra en el centro Lavallée de Bruselas y actualmente en La Fabrique des Singes (La fábrica de monos) en Mons, al sur del país.

Esa exposición, Volt Faces, presenta las diferentes facetas del artista, ya que también hay talleres de toda una semana y visitas guiadas, actividades que son organizadas por Faites le trottoir, una organización sin ánimo de lucro que creó otro miembro de Farm Prod.

Arno platica a Muro que, “en lugar de ofrecer el clásico libro de oro de la exposición, yo preferí dejar un ‘muro de oro’ donde los asistentes dejen su huella: puede rayar un tagger puro y duro, un grafitero, dibujantes, niños de dos años que dejen rayones, gente que escriba frases o mensajes… busco que sea un momento de intercambio y comunicación de todo el mundo”.

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–Tú estudiaste diseño en la academia Saint Luc en Tournai, ¿cómo pasaste al arte urbano?

–Desde que estudiaba estaba muy influenciado por el arte urbano. Tenía ya en mi estilo de dibujo una estética que se acercaba de lo que se veía en grafiti o street art, o incluso del arte ligado al skateboard, que yo practicaba. Cuando llegué a Bruselas, hace 15 años, comencé a hacer stickers y poco a poco con el equipo de Farm Prod comenzamos a encontrar muros para pintar. Pero nunca entré con ellos en el vandalismo; lo hice cuando era muy joven y lo pagué y ahí me detuve…

–¿Te arrestó la policía?

–Me arrestó y tuve que pagar una multa de 10,000 francos belgas de la época (risas), unos 250 euros actuales. Me sucedió sólo una ocasión. Y yo pagué. Trabajaba. Mis padres no tenían que pagar mis tonterías. Fue en Tournai, una pequeña ciudad que no estaba hecha para el street art, es una ciudad del medioevo toda clasificada como patrimonio. Resulta que todo el equipo fue cachado y me denunciaron. Entonces alguien levantó una demanda y todo cayó sobre mí. Desde entonces no hago nada ilegal. Yo hice eso cuando tuve 16 y 17 años y tuve que pagar la multa a los 18. Por eso luego con Farm Prod hacíamos live paintings en fiestas y cosas legales, y eso se fue orientando después hacia la intervención de murales.

–Hablas del crew Farm Prod, que fue creado en 2001-2002 y del cual tú fuiste cofundador. ¿Cómo se creó el grupo que, quizás, podemos decir es el más importante de Bruselas?

–Es el más dinámico, que se mueve mucho en Bruselas, en sitios donde nos llaman para proyectos de la ciudad. No fue una cuestión de pensar hacer equipo, ya lo éramos. Una parte de nosotros hizo sus estudios juntos y comenzó a trabajar en el mismo sitio que era una granja (Farm en inglés). Era un taller en una granja en Tournai. Estaba a lado de la academia Saint Luc, a un kilómetro de distancia, pero no del lado de la ciudad, sino del lado del campo entre las vacas (risas). Era un lugar totalmente precario, pero teníamos un enorme espacio para trabajar. Fueron Clement y Alexandre que comenzaron a rentar ese espacio el primer año, y a medida que llegaron otras personas a trabajar ahí con ellos la gente de la zona comenzó a referirse a nosotros como “los tipos de la granja”.

Arno 2Bal con otros miembros de Farm Prod

Arno 2Bal (arriba a la izquierda) con otros miembros de Farm Prod

–Entonces así fue como vino el nombre…

–Así es. Al año siguiente la gente comenzó a dejar el lugar, la granja, poco a poco. Un día nos juntamos y nos dijimos: “hacemos un buen equipo, tenemos una buena energía y trabajamos juntos desde hace cuatro años , hay que continuar así”. En ese momento también un dj había rentado una casa a un costado de la granja y lo mismo un amigo diseñador. Éramos una pequeña comunidad artística que iba a la escuela.

–¿Cuántos artistas eran al principio?

–Yo comencé a trabajar con Alexandre y Clement que rentaron ese lugar. Mis padres y yo vivíamos en Tournai, así que iba a trabajar al taller. Después llegó Guillaume que venía a hacer sus estudios y estaba siempre trabajando en el taller, aunque no vivía ahí al principio. Eso sucedió al año siguiente, cuando tomó un cuarto; y después fueron llegando los demás…

–¿Ahora cuántos conforman el crew Farm Prod?

–Cinco, y hay gente que también pasó por la granja en ese momento.

–En 2007 te fuiste a vivir a la República Democrática del Congo, ¿por qué?

–En mi vida son las mujeres las que me mueven… (sonrisas)

–“Las”…

–Sí. En 2002 me mudé a Bruselas con una chica estadounidense que vivía aquí. Al principio no sabía mucho qué iba a hacer y aquí encontré un amigo que me dijo: “Ve a la avenida Louise a tocar la puerta, hay un squat que se abre: fui y así pude formar parte del squat Pagawa, un edificio de 11 pisos lleno de gente interesante. Después conocí a otra chica que vivía en Bruselas pero que había nacido en Congo y que pasaba un tiempo allá y le dije, “Ok, te sigo”. Allá encontré un trabajo. Era profesor en el Liceo Francés. Comencé a encontrar pequeños trabajos de diseño, pero no pude hacer murales porque no es parte de la cultura del país. Cada año decía, “un año más, un año más” y terminé por quedarme cinco años y medio…

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–¿Y regresaste a Bruselas porque conociste a otra mujer? (risas)

–No, no (risas). Después de cuatro años de vida común con esta chica, rompimos. Me quedé allá porque no quería regresar en ese momento a Bélgica: éstaba soltero y quería pasarla bien. Pero después el trabajo no marchó bien. No soy un “tiburón”, soy artista. Así que después de hacer la fiesta me regresé en 2013.

–¿Y te pudiste reinsertar de inmediato en el mundo del street art bruselense?

Cuando estaba en Congo regresaba en verano. Había actividades con Farm Prod. Por ejemplo, cuando fueron invitados a Amberes, yo vine para hacer una pinta con ellos; en 2011 o 2012 todos nos juntamos en Río de Janeiro para pintar. En 2009 había venido para el Kosmopolite Art Tour de Ámsterdam. Al año siguiente Farm Prod organizó el mismo festival en Bruselas y también participé. Nunca dejé el street art.

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–Entonces cuando aterrizas en Bruselas simplemente recomienzas…

–Primero pasé tiempo con mi familia, ocho meses. Reencontré a mi hermana que no conocía bien. Tenemos 12 años de diferencia. Cuando me fui de Bélgica ella tenía 10 años. No la vi crecer. Por eso, y por facilidad administrativa, lo más sencillo fue llegar a vivir a Tournai. Después de eso me vine a Bruselas y me reintegré a Farm Prod.

–Sobre tu estilo, ¿cómo lo puedes tú mismo describir? Es extraordinariamente versátil y muy colorido para ser europeo…

–Depende cuál estilo. Soy artista pero también artesano. Soy una especie de camaleón que puede adaptarse a muchas cosas. Tengo muchas formas de trabajar: diseñador, ilustrador, tengo mi trabajo personal o mi trabajo para niños…

–He leído que en tus dibujos no hay respeto por la proporción ni por la perspectiva, e insisto, hay color…

–Siempre he manejado más color que blanco y negro. Esa es mi influencia africana: el rojo, el amarillo, el azul… tener una paleta viva y no belga, entre el gris y el negro del cielo(risas). Siempre maneje el color, pero quizás era menos vivo antes de ir a vivir a África. Mis influencias provienen de lo que veo en los murales, los cómics, o incluso lo que veo en mi vida diaria.

Skatepark de Bruselas. Arno Debal con Farm Prod.

Skatepark de Bruselas. Arno Debal con Farm Prod.

–Tienes de lado actividades, digamos, pedagógicas relacionadas con el street art, como visitas guiadas o talleres para niños pequeños. ¿Qué te aporta esta faceta?

–Es un intercambio humano. Yo necesito una cuota de contacto físico todos los días. No sé de dónde provenga, pero necesito mi cuota diaria de relaciones humanas. Puedo ser a veces muy solitario y caminar solo pero necesito también ver y hablarle a la gente. Lo interesante de trabajar con niños es que son muy espontáneos, sin filtro. Es genial. Les aportas cosas, es como si les ofrecieras magia, medios para decodificar o comprender cosas que ven todos los días con el street art. Incluso el tag más insignificante a la gran obra de todo un inmueble lo ven todos los días y falta describirlo, analizarlo, comprenderlo, para digerirlo mejor. Es importante para ellos y tienen ganas de hacerlo porque forma parte de su vida cotidiana. Nuestra generación vio llegar eso con internet, en la calle comenzó poquito a poquito, pero ellos nacieron directamente con eso.

Texto: Appel

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